Capítulo XXI
Parece que he trasladado la actualización a los lunes, porque los domingos de los últimas semanas han estado muy activos como para perder un rato en escribir estas tonterías que alguien lee con cierta asiduidad.
El martes pasado, día 16 de Abril, fui con mis amiguicos que aún quedaban aquí (Pedro y Juanma) a Amiens, bella ciudad de la Picardie, famosa por su catedral incomparable, irresistiblemente gótica y por sus enormes destrozos causados por las sucesivas guerras mundiales. También es conocida, aunque menos, por ser el lugar de nacimiento de Julio Verne, célebre pitoniso y escritor.
La jornada comenzó yendo a por el tren, un tren chachi de dos pisos, como debe ser. El viaje duró una hora y media, que se hizo AMIENO (¿lo cogéis? amieno-amiens…) porque estuvimos todo el rato hablando, que nos queremos mucho y nos llevamos muy muy bien. Al llegar allí fuimos directos a la catedral, obra magna del gótico francés, la más alta de toda Francia y conservada en casi su totalidad a pesar de los bombardeos.
Después fuimos a los otros sitios que había que visitar de la pequeña Amiens. Y la llamo pequeña porque es realmente minúscula, al menos lo que hay que ver. Si llegamos a la 13.30 a la ciudad, a las 15 ya habíamos casi visto por completo la ciudad, y eso que hicimos una parada para comer en Chez Mcdonalds. En unas 4 horas vimos la Catedral, el museo de la Picardie (por fuera) el ayuntamiento, unos jardines rodeados de canales, un par de iglesias más, una torre en mitad de la nada, la casa natal de Julio Verne, el circo Julio Verne, la universidad Julio Verne (como ya véis, viven de su personaje más ilustre, como pasa aquí en Lille con el General De Gaulle)
La visita no fue gran cosa (además no hizo el tiempo que esperábamos que hiciera) pero bueno, hicimos algo y no nos quedamos aquí tirados otro día más. Una cosa hecha, vaya.
Después, el resto de días han sido muy vacacionales. Fui una tarde a la feria, después de pasar un rato en un parque tirado en la pelouse (el cehpe, que diríamos nosotros). Me monté en los coches de choque y en una cosa que daba vueltas sobre sí mismo y alrededor de una cosa. Fui esa vez con Federica y los brasileños, pues ayer hice lo mismo solo que con los españoles (las españolas en realidad porque eran mayoría femenina)
El resto de días, pues bien, salí el viernes y el sábado hasta las 6 de la mañana porque no había nadie en mi casa (toda una casa para mi solo, imaginad, todo el día desnudo o en calzoncillos porque hacía muy bueno) y me daba un poco de mal rollo, tan oscura y crujiendo todo el tiempo.
Ah! y ahora desayuno siempre en el jardín, cara al sol, como debe de ser.