Lille que a los tontos espabille

De Murcia a Lille, en Erasmus.

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Capítulo XXIII

Nos quedamos en que me iba a Florencia, guam mór tain.

Bien, antes de meternos en situación, os contaré la historia de la bella Helena. La bella Helena es mi amiga griega que vive en Italia. Es conocida comúnmente por ese apodo, dado su asombroso parecido con una cariátide. Sea como fuere, por muy bella que sea, es un desastre. Un completo desastre. De hecho, el día que iba a coger el avión, coincidí con ella en el autobús que iba al aeropuerto. Eran las 5 de la mañana, así que hablamos poco y dormimos mucho. Al llegar a Charleroi me contó que ella iba a Berlín, a celebrar la pascua griega con su hermana que allí reside. El caso es que a mí me chocó que hubiera un vuelo desde Charleroi, pues de haberlo sabido este año hubiera ido a Berlín, con un vuelo directo. Pero como dirían en Florencia, boh (gesto de indiferencia) Estuvimos haciendo un poco de tiempo hasta que le dije que pasáramos el control de seguridad y tal. Al ir a entrar, sorpresa sorpresa, su vuelo no era allí. Se había confundido de aeropuerto. EasyJet no vuela que desde Bruselas National, a 70 kilómetros. Como yo ya estaba dentro, no puede hacer otra cosa que despedirla con la mano y desearle suerte. Tenía una hora para llegar o perdía el vuelo. Al final llegó, con un taxi, pero a qué precio.

Contada esta historia, a modo de introducción, pasaré a contaros cómo ha ido mi voyage a Florencia.

Llegué el día 2, jueves, hacia las 10.30 de la mañana. El cielo, plomizo, amenazaba lluvia. Las hordas de turistas tratados como ganado asolaban la renacentista ciudad. Hacía buena temperatura, aunque la sudadera no estaba de más. Yo la esperaba en el andén de la estación de tren, porque llegaba de un pueblo cercano a Roma. Esperé y esperé. Hasta que, cuando iba a salir a que me diera el aire fresco de la Toscana unas manos me taparon los ojos al grito de: «¡Estás aquí!» Era ella, como podéis imaginar. Y ya. Espejo

Esta vez ha sido un viaje más tranquilo. Apenas salíamos de casa, porque hacía mal tiempo y porque había que estudiar e ir a clase. Así que por eso me recrearé en los pequeños detalles. Como por ejemplo un bocadillo magnífico, que disfruté como si fuera mi última comida en la Tierra. El pan era esto, e iba relleno de un embutido parecido al paté de campaña, queso, tomates secos y calabacín. No quiero volver a comer nada más en mi vida. Nunca.

También puedo evocar las pizzas hechas en casa de los amigos de Paloma. Si, eran vegetales, pero seguían estando muy buenas. Sobre todo la masa, esponjosa, dulce y crujiente. Todo en uno.

Puedo hablar de cómo Italia me parece el mejor país para vivir, probablemente de toda Europa (de la que yo conozco, claro) Viven, con todas sus letras. Viven como se debe vivir, y eso les honra. Sobre todo ahora que vamos todos hacia el modelo alemán o incluso el chino en el peor de los casos.

Palomitas de Maíz

Podría hablar, mentes perversas, de cómo o cuanto nos quisimos, pero eso no es decoroso, y además esto lo lee gente que se escandalizaría. Mi madre, por ejemplo. Un beso para ti, mar, que sé que me lees. Echo de menos tus comidas, pero este verano me resarciré.

Ha sido un viaje tranqui, sin sobresaltos, regado con vino, con comida asombrosamente sabrosa, que te quitaba el sentido a cada bocado. También ha sido un viaje de conocer (y re-conocer) a la comunidad palomil. Son muy majos, de verdad. No lo digo porque Paloma esté leyendo esto. Un beso para ti también, P.

Al brum de mi umm se le ha pss una mmm

Me vuelvo con un libro (por fin podré leer, albricias) una libreta para apuntar los comistrajos que se van ocurriendo y un montón de videos, que montaré en un futuro próximo. También traigo un constipado algo duro, atacándome la garganta duramente. Y con un poco de depresión pre final, porque me queda un mes escaso y me da pena. Pero bueno, no vamos a empezar a lamentarnos antes de tiempo, que no toca. Ahora toca estudiar (¡yuju!)

En fin, me voy, que hoy hay espectáculo de luces y sonidos en la fachada de la catedral más fea de Francia, la de mi Lille bienamado. Ah, y ayer estuve en una macrofiesta en una casa, con 50 personas perfectamente, bebiendo, bailando y gritando hasta las 3 de la mañana. Maravillas de la vida erasmus.

Paz y amor

 

Capítulo XVI

Hola, Buenos días, Buongiorno o Bonjour.

Sé que esperáis mis nuevas desde el domingo, porque sí, soy tan guay que actualizo todas las semanas, pero he de deciros que esta semana no ha sido una semana cualquiera, esta semana ha ocurrido un hecho bastante importante: me han secuestrado.

El caso es que sin comerlo ni beberlo me encontré el miércoles pasado viajando en una especie de autobús volador (gracias ryanair) destino Italia (a punto estuvo de ser destino España, si no llega a ser por la amable ayuda de una azafata que cortésmente me indicó que la puerta de embarque que estaba a punto de coger tenía por destino Barajas)

Llegué  a Florencia a eso de las dos y algo y, como tengo una orientación perfecta, estupenda y fantástica, me dirigí al único sitio de la ciudad en el que me siento como en casa: el supermercado. Compré algo de vino (porque yo así de francés) y me encaminé hacia el número 44 de Borgo San Frediano, el que seria mi zulo paradisíaco durante una semana.

Al llegar casi se me saltan las lágrimas al verme rodeado en la mesa de gente con la que perfectamente podría haber estado en Murcia: Mari, Marta, Pilar, Lechu y, como no, el amor de mi vida.

El secreto del Puente Viejo

Paseamos, tomamos helado, compramos (más vino), hicimos aperitivi, asistimos a un unplungged de Paloma y Lechu (muy muy íntimo), nos reímos muchísimo y disfrutamos estando todos juntos. A la mañana siguiente salieron los tres de casa con las maletas medida ryanair y las caras un poco largas (habían vivido Florencia).

A nosotros dos, nos esperaba un día de peli, palomitas y descanso (además, como nevaba y hacía frío, las condiciones eran las propicias). El viernes nos levantamos y tras un paseo por el Arno, nos fuimos a comer a un sitio megaguay en Santo Spirito (¡la mejor y más alternativa plaza de todos los tiempos!).

Después fuimos a una chocolatería famosisisisisisisíma de Florencia en la que hasta las cucharas eran de chocolate. Paseamos un poco de tiempo leyendo y haciendo el cafre hasta la noche, Paloma tenía concierto (again); la crónica del concierto será breve: me aburrí como una ostra.SAM_0795

Además estuve más solo que la una porque, según yo, los italianos son unos estirados, pero bueno, luego la cosa se fue  alegrando y acabamos todos bailando y coreando viejos hits italianos.

El sábado no me acuerdo de lo que hicimos pero seguro que algo guay; el domingo, jornada electoral, fuimos a dar un paseo por la cara B de Florencia: El Oltrano; nos perdimos un poco por las callejuelas e invité a Paloma a comer (porque soy así de espléndido y de gracioso); la comida muy rica, entre otras cosas unas croquetas de garbanzos (ceci que se llaman aquí)  deliciosas. Tras el capuccino de rigor volvimos a casa a ver una peli, a seguir las elecciones y a hacer el mejor bizcocho de todos los tiempos (por si no lo sabéis, soy un cocinitas). El lunes nos dedicamos a pasear y pasear por el casco antiguo, ya sabéis: El Duomo, Santa Croce, Santa María Novella, … y esas maravillas renacentistas que os estáis perdiendo. Por la tarde/noche fuimos a un aperitivi bastante copioso y seguimos las elecciones (que aquí son dos días) como si de un partido de fútbol se tratase (todos sentados mirando una gran pantalla que básicamente decía que en Italia son idiotas).

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Ayer Martes, aprovechando el buen tiempo; fuimos a un mercadillo gigante en un parque ídem (Le Cascine); donde me comí una cosa bastante bastante asquerosa y famosa aquí: un bocadillo de Lampredoto. Así dicho no tiene mucho de asqueroso, pero si os digo que los fiorentinos se mueren del gusto cuando se comen un bocadillo de tripas de vaca, pues….

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Por la tarde fuimos a contemplar la obra más maravillosa de la escultura renacentista: moríos de envidia. Nos tomamos un Chianti rodeados de viejetes italianos (porque sí, somos jóvenes y alternativos) y tras cenar una pizza (como no) casera: salimos.

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En este mismo instante me encuentro aquí, pelando un coco y mirando a Paloma, que está más guapa y más increíble que nunca.

Me despido como no podía ser de otra manera, con una lista (o varias)

Lo que comimos: pizza, pasta, ñoquis, pan de romero, bizcocho de chocolate, lampredoto, salchichas, bacon, 8 mandarinas, dos peras, puerros, cebolla, arroz, croquetas de queso, croquetas de oliva, Pecorino sardo, Petit St Paulin, Parmesano, mozzarela, chocolate al peperoncino, tarta de chocolate y pera, focaccia…

Lo que bebimos: Capuccino, cola light, café, té verde, té negro, Lambrusco, Chianti, Vino Bianco, Birra Moretti, Birra de 0,43 céntimos la lata, Simón (que lleva zumo de naranja y Martini)…

Grupos que escuchamos: The Smiths, Calle 13, The Who, The Doors, Depeche Mode, Manel, Jorge Drexler, Señor Chinarro, La Bien Querida, Fabrizio D’André, Guccini, Battiato, Ella Fitzgerald, The Strokes, Louis Prima, Bob Dylan, Tryo, París BuenosAires. Carlos Gardel, Regina Spektor, Los Gipsy Kings, The lumineers, Editors, Arcade Fire, The decemberist…

Pelis y series que vimos: Django desencadenado, Amor y letras, Nick y Nora, Modern Family, I Simpsons, Shameless…

Extravagancias varias: hacer nieve, pelar un coco, un bizcocho de zanahoria incomestible, comer un bocadillo de tripas, robar una vela (sin darnos cueeenta), salir de casa sin paraguas, llegar a casa bañados, cortarme el pelo…

Libros que leímos: Amares de Eduardo Galeano, La tregua de Mario Benedetti, Las partículas elementales de Houellebecq.

Sin más dilación me despido; desde Florencia con amor,

P(aloma).

P.

Capítulo X (terzo)

Pues como lo prometido es deuda y no quiero problemas con los inversores de este blog, heme aquí que os presento la última parte de mi apasionante visita a Florencia (que así como nombre de ciudad es bonita y poética, pero imagináoslo para nombre de mujer. Es una jugarreta fea, si eres los padres)

Nos quedamos, queridos amigos, cuando iban a venir los italianos a fare la pizza. La verdad es que la velada estuvo guay, porque era todo rollo tranqui, con música en vivo y online (de nada Paloma por hacer que Spotify funcione en Itagliatelle) con pizzas sanísimas y con muy buen ambiente (incluso recuerdo que estuve hablando de Camarón con un gallego que estaba de visita y que tocaba en la calle) Después de todo eso, salimos un poco, pero era tan tarde que acabamos por volver temprano a casa, que había sido un día agotador.

Bien, en este momento de la historia hemos alcanzado el ecuador (puede que nos hayamos pasado en un día pero qué más da) de la visita. Confiando en que mi papa no lea esto, la idea original era ir solo 3 días (2,5 días si tenemos en cuenta los trayectos en bus y avión) pero al final cambié los vuelos y estuve 6 días. Así que si lo veis y habláis con él del tema, todo lo que viene a continuación nunca existió, ¿de acuerdo?

Prosigo. El día sábado nos levantamos solos en la casa. La surcoreana había dormido en otro sitio y la compi de Paloma había partido con su chorbo italianini a Verona (sí, hombre, sí, en donde el Romeo, el hijo del señor Montesco se mató en pensando que la Julieta, la hija de la señora Capuleto se había muerto, pero en realidad no, y luego la Julieta, la tonta, al ver el estropicio que había armao, pos se mató a sí misma también)

Así pues, por la mañana estuvimos haciendo el perro, hasta que entró gusa y, sin que sirva de precedente, Paloma ideó e hizo la receta. Sí, habéis leído bien, la hizo ella. Y estaba riquísima. No os diré qué fue porque fue un poco de todo, un pot-pourri de verduras y pasta. Yo por mi parte, di forma a la masa que sobró el día anterior e hice una focaccia. Focaccia

Después de comer, dormimos un poco la siesta, con la televisión italiana encendida. Desde aquí hago un llamamiento a los directivos de Mediaset España: Paolo y Silvio, no convirtáis la tele española en eso. Por favor os lo pido. Gracias de antebrazo.

Luego, fuimos a dar una vuelta por ahí. Estuvimos por los alrededores de Santa Croce, nos tomamos un vinito en un bar-librería y después fuimos al súper a comprar algo barato para cenar románticamente esa noche. El resultado, aunque algo parco, fue este: Ágape

Como puede comprobarse, si no eres mediterráneo en Italia revientas. Creo que incluso luego echan los restos de tu cuerpo explotado fuera del país. O eres mediterráneo o te vas, pone en sus aduanas (aunque ahora con el tratado Schengen no hacen falta) Estuvimos hasta tarde en casa, hablando. Y hablamos tanto, que Paloma se quedó frita en la cama. Así que aproveché la ocasión para ponerme raudo y veloz  ojear las noticias, menéame y demás droga digital.

El domingo era mi último día en la tierra toscana, así que fue bastante intenso. Por la mañana dimos una vuelta por el barrio, compramos pan, una porción de pizza y un nosequé relleno de berenjena y tomamos el bus que nos habría de llevar a Fiesole.

La posante sobre el mar de nubes

Como podéis imaginar, las vistas desde las colinas del pueblo sobre Florencia y la Toscana eran espectaculares. Además, como en todos los días de mi estancia allí, el tiempo era el propicio.

EaComimos, tomamos un café de termo, leyó, y nos volvimos, que no era de rigor pagar otra vez por un tique de bus. De vuelta a la jassa (fonéticamente se dice así allí) yo comencé a recoger los bártulos, las cosas que me había traído, las que me llevaba, las que dejaba, etc. Fuimos a cenar a una tasca, donde hacían paninnis (bocatas calientes, no penséis en pan-pizza) que estaban realmente buenos y eran realmente baratos. Después, paseamos, hablamos, nos quisimos. En fin, nos despedimos.

Fuimos al Ponte Santa Trinitá que tiene unos pilares enormes desde los que te puedes repantigar y ver el Ponte Vecchio la nuit. Y después, a  la Cité, un bar en la misma calle de su casa, con muy buen ambiente siempre y a todas horas, tanto para café a media tarde mientras lees un libro de los que allí venden, como por la noche con alguna de sus actuaciones en directo (próximamente Paloma y Los Spaghetti tocarán allí) como era el caso de esa noche. No, no cobro nada por esa publicidad.

Y después, pues volvimos a casa, y nos despedimos y a la mañana siguiente, también, porque no queríamos. Y el resto, me lo guardo. Que tampoco hace falta que sepáis todo.Fin de Viaje

Baci.