Capítulo XXII
Veamos, porque esta semana ha sido la última de vacaciones antes de empezar a estudiar ya en serio. Que conste en acta, antes de todo, que he estudiado esta semana, tranquilamente, que no se acaba el mundo todavía.
Pero también he hecho otras cosas, como hablar italiano casi todo el tiempo. Y porqué, os preguntaréis. Pues porque esta semana (el miércoles, por más señas) vino un amigo de Federica, Danielino. Danielino es marino, y es un italiano puro. Tanto, que no tiene ni papa de otro idioma que no sea el suyo. Ama la pasta, las chicas y el calcio (que es como dicen ellos al fúrgol, que no es otra cosa que, sorpresa sorpresa, pateo, patear) He hecho muy muy buenas migas con él, dado que era su traductor oficial en todas sus conversaciones con chicas. Y creedme, ha sido agotador, porque hemos hecho muchas cosas el tiempo que él ha estado aquí.
El jueves, hicimos una pequeña cena en casa, con dos brasileños, las tres chicas italianas, él y yo. Comimos lasaña (que dadas las virtudes limitadas de mi horno, terminamos de comer a la 1.30 de la mañana) bebimos vino y cantamos canciones. Nos dieron las 4 y ya era tarde para salir, por lo que Pedro no pudo emborracharse todo lo que quiso porque yo llevaba el vino. Desde aquí imploro su perdón una vez más por tamaña desfachatez.
El viernes fui, después de cenar, a casa de unas polacas a las que no conocía. Era una fiesta de comienzo de la Primavera y había unas 15 personas en una buhardilla en pleno barrio de Waze mmes. Muy de tranquis todo, la gente en sofás, con una shisha. Me lo pasé muy bien con todo el mundo, haciendo de traductor, hablando de la situación de las ligas española y francesa (!) y estableciendo las similitudes entre Polonia y España (que son unas cuantas) Nos cayeron tan bien dos de ellas, que las invitamos al día siguiente a la fiesta de fin de vacaciones que dimos en mi casa.
Así que efectivamente, el sábado dimos una fiesta en casa. Danielino compró 10 litros de mezclas para hacer cócteles al vodka e hicimos algo para picar, aparte de patatas fritas y demás mierda de fiestas. La cosa comenzó a las 20.30 aprox. y hacia las 0.30 salimos de aquí. Éramos unas 20 personas (había invitadas 35) y estuvo muy muy bien. Creo que no he hablado en más lenguas distintas en tan poco tiempo. Hablé italiano, hablé inglés (con el novio de mi compañera Anaïs, que es holandés) castellano, francés y portugués. Me iba a explotar la cabeza de toda la mezcla (la de lenguas, no la del alcohol) Me lo pasé verdaderamente bien. Luego salimos al centro y estuvimos pendongueando hasta las 5 o así. Buena noche.
El domingo, me levanté a la hora de comer. Comimos pollo asado, de estos de pollería malísimos, pero ea. Por la tarde, como hacía bueno, fuimos a Wazemmes, donde la otra vez, a pasar la tarde en los bares con música, y en el parque y esas cosas. Me despedí por la noche de Danielino (ya hemos quedado en que como es del mismo pueblo que Fede nos veremos a principios de Julio, que iré para la Puglia) que yo tenía que madrugar porque ayer, lunes, iba a París a ver la Asamblea Nacional.
Me levanté a las 4.30 de la mañana (sí, esa hora existe para levantarse, chicos) y allá que me fui, en bus de mala muerte. Llegamos a las 9.30 y vimos la Asamblea, que más o menos se ve así.
Tiene frescos de Delacroix y David, así que solo por eso ya merece la visita. La excursión, todo sea dicho, era un viaje organizado por una asociación de estudiantes de Derecho. Después de verla por completo, nos encaminamos a los Inválidos, vimos la tumba de muy padre y señor mío de Napoleón y nos dirigimos hacia los Jardines de Luxemburgo, donde comimos, porque hacía un solecillo tenue pero agradable. Estuvimos allí un buen rato (porque veníamos andando casi una hora) y después nos encaminamos al Panteón. Aquí hago un pequeño excurso: ¿Cómo sería hacer un Panteón de Prohombres de la Patria en España? ¿Sería posible de hacer? La respuesta más lógica que se me ocurre es que no se admitiría a nadie anterior a la Guerra Civil, porque pasarán los años y seguiremos en 1936.
En fin.
Que el Panteón es una maravilla, si tenéis oportunidad, id, pues resume Francia (su grandeza solo, claro) en un edificio. Tienes en una misma habitación a Dumas, Zola y Hugo. ¿De qué hablarán por las noches? Seguro que intercambian ideas y personajes.
Luego del Panteón, fuimos a Shakespeare & co. la librería bohemia de París, donde se surtían los escritores angloparlantes que allí vivían en entreguerras (Hemingway, Pound, Joyce, o Scott Fitzgerald), cruzamos por Notre Dame y seguimos por la Rive Droite hasta las Tullerías, donde reposamos otros poco antes de coger el bus de vuelta, en la plaza de la Concordia. La vuelta fue entretenida pues fuimos los erasmus que íbamos jugando a mímica (que no todo va a ser mental)
El jueves me voy por (enésima vez) a Florencia, que ya toca. Os mantendré informados.